Mi cajón de los tesoros

Hace ya algunos años, en una de esas asignaturas de la carrera de cuyo nombre no me acuerdo, una profesora (de cuyo nombre si que me acuerdo, por algo será), empezó su discurso de tal forma:
" Nosotr@s, l@s maestr@s de Educación Especial somos como detectives. La mayoría de maestr@s, para enseñar a sus niñ@s simplemente tienen que abrir las puertas del armario y sacar lo que hay dentro de ell@s.
Nosotr@s, al abrir las puertas del armario, a menudo nos encontramos con perchas vacías; sin embargo, sabemos que hay cajones dentro de ese armario que también podemos abrir y dentro de estos, aun medio vacíos podemos encontrar un monedero de otra temporada, en el que se quedó una moneda".
La satisfacción que encuentro cuando uno de mis chic@s avanza, aunque sea solamente un pasito, es comparable a la alegría que tod@s hemos sentido al encontrar una moneda en el bolsillo de un abrigo que hacía años que no nos poníamos.
Este es un Blog totalmente abierto, dedicado a compartir aquellas "llaves" que vayamos encontrando en la búsqueda de nuestro "tesoro".

viernes, 16 de noviembre de 2018

ADAPTANDO INSTRUMENTOS

Una de las medidas menos significativas a tomar cuando un alumno necesita una adaptación es la adaptación de los instrumentos de evaluación.
Normalmente, siempre se piensa en hacer un examen más fácil o más gráfico, reducir contenido textual, ofrecer respuestas cerradas, etc.
Sin embargo, a menudo nos encontramos con alumnos cuya dificultad reside en enfrentarse a la prueba en sí, ya que la ansiedad que les provocan anteriores fracasos los bloquea, y hace que no se sientan capaces ni de empezar.
En la entrada de hoy muestro una adaptación que hemos hecho hoy en una clase de 1° de ESO.
Para empezar y tras explicar el examen a todo el grupo, es fácil localizar a aquellos alumnos que ni siquiera leen las preguntas, se limitan a observarlo de lejos, con cara de pavor.
Me he dirigido a cada uno y les he preguntado si habían escuchado la explicación de la profesora. A continuación, les he preguntado cuál de las preguntas les parecía más fácil.
Así, una a una las hemos apuntado en la mesa con rotulador borrable, rodeando la primera.

A medida que van completando actividades, vamos borrándolas de la mesa. Con esto conseguimos, aparte de centrar la atención en una sola tarea, ir viendo que, a medida que más cansados estamos, menos nos queda por hacer.
Una segunda medida para favorecer la atención es tapar con una hoja el resto de preguntas, para que no nos atosigue a la vista.
De esta forma, hemos facilitado el acceso al examen, sin tocar ninguna pregunta y sin afectar en nada al nivel requerido por la prueba. 
No sé si aprobarán, pero lo que sí es seguro es que no han presentado el temido examen en blanco.


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